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Aprobados más de 1 millón de euros para actuaciones de restauración en la ermita de San Saturio, en Soria
La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte comunicó ayer al Consejo de Gobierno la aprobación de un gasto de 1.086.809 euros (388.146 euros en 2023 y 698.663 en 2024) para la contratación de la restauración de las pinturas murales, revestimientos y bienes muebles de la ermita de San Saturio, en Soria.
Esta intervención se encuadra en el protocolo establecido entre la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, el Ayuntamiento de Soria y el Obispado de Osma-Soria para la realización de actuaciones de conservación y restauración en la Ermita de San Saturio, en Soria.
La ermita data de 1694, cuando la ciudad de Soria acordó reedificar una iglesia de nueva planta con el concierto de todos los vecinos, colgada sobre un roquedal junto al Duero. El edificio fue diseñado por el arquitecto Pedro Ajín y la construcción fue ejecutada por Julián Domingo Izaguirre. Se trata de un edificio barroco de planta octogonal enmarcada en un óvalo, cubierta con una cúpula de ocho elementos y linterna.
En los frescos de sus paredes está representada la historia de San Saturio. En dos de sus patios, se puede contemplar la silueta del Castillo de Soria, tal como estaba antes de su destrucción. Esta obra fue realizada por Juan Zapata Ferrer entre los años de 1704 y 1708, el pintor soriano del barroco más destacado.
Las pinturas murales, debido a la peculiaridad y complejidad de la edificación que las alberga, han sufrido un deterioro constante. Las numerosas intervenciones, dos de ellas de gran envergadura, motivan los repintes y retoques pictóricos abundantes.
Los problemas de origen externo hay que buscarlos en la ubicación de la ermita en una zona escarpada, a media ladera de la sierra. Un foco de deterioro constante se localiza también en la linterna por su alta exposición a problemas climáticos. Otra zona muy afectada es el muro oeste, en el paramento y el trampantojo de la Puerta del ermitaño, que ya fue repintada en 1947. Además, la acción humana a lo largo de la vida material de este bien ha sido causa directa de deterioros, con intenciones casi siempre conservativas y con resultados más o menos acertados. El principal daño y con efecto más perjudicial identificado actualmente son los barnices con resina acrílica, empleados como producto de consolidación y capa de protección. Todo esto es principalmente consecuencia de las intervenciones de restauración, bastante exhaustivas, que se llevaron a cabo en los años 1940 y 1977.
La importancia social y el estado de deterioro que presenta el bien plantean la intervención de restauración que abarque sus paramentos pintados y el conjunto de bienes muebles que conforman la imagen de conjunto interior de esta ermita.